domingo, 7 de diciembre de 2008

Aburrida

Estaba cansada de que nunca cambiase nada, esa rutina me aburría terriblemente, así que actué, me levanté, saqué el corta cartón de debajo de la mesa y apuñalé la mano de mi compañera. Habría sido buena idea si ella hubiese sido muda o yo hubiese sido sorda. El grito que dio fue horrendo, casi me reventó los tímpanos y todos se voltearon a mirar. Desesperados tratando de ayudar, sus caras expresaban la real preocupación por ella. Todos gritaron al mismo tiempo cuando quité el corta cartón de su mano y la sangre saltó manchando sus rostros.

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